¿En qué hondonada esconderé mi alma para que no vea tu ausencia que como un sol terrible, sin ocaso, brilla definitiva y despiadada?
¿En que hondada esconderé mi deseo? tan penetrante y calcinante, imposible de evadir y doloroso al sentir a grado tal de querer dejar de existir
Donde la locura se convirtió en la única esperanza, donde la normalidad lleva a desolación y depresión, vivo tranquilo por no padecer de esos males, vivo tranquilo porque mis allegados los esquivan también
En que hondada fuimos a caer, que la vida de vuelta en vuelta nos ha de traer, al olvido dejamos lo bello para buscar encontrarlo de nuevo, muy pocos muros y demasiadas letras, tantos muros como paredes y de pinturas como de letras hay tantas, y el tiempo ni mencionar quiero.
Solo da la vuelta y mira atrás, revive el pasado para progresar, no importan incoherencias, quien dice que mañana no es 28 diciembre también, mientras miras el pasado, la vida sigue avanzando, te olvidaré entonces insistencia culposa, para un día enfrentarte y decirte que nunca paso nada, y fue solo un deseo mal concebido, y una muerte anunciada, de un amor que nunca debía ser, porque tú culpa tenías dueño, y abrazada andabas gozando las delicias del amor, y terminar diciendo en que hondonada esconderé mi alma para que tu ausencia no me alcance y me calcine por los versos que nunca debieron ser.
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