sábado

Tomar café por la mañana

Tomó su saco y salió. Iba a una fiesta. Nunca lograba nada, pero tenía la esperanza de no cenar, pero que le llevaran el desayuno a la cama. Una bella dama, usando su camisa y con el cabello amarrado.
—«Buenos días ¿Quieres café?» Ella diría.
—«Sí, gracias» ¿Cuál era su nombre? Él pensaría.
Saldría por la puerta, investigaría dónde fue a parar para luego regresar a su casa. Entraría a la ducha, escribiría otro capítulo y, a las 9 en punto, tomaría su saco y saldría. Iría a otra fiesta y haría lo que mejor sabía hacer: tomar café por la mañana en la casa de una desconocida.

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